Your time will come, if you wait for it, if you wait for it~
Cuando supe que visitaría la capital de Países Bajos no tenía altas expectativas. Está de más decir que la ciudad es conocida por su barrio rojo y las coffee shops y a mí la verdad no me emocionaba mucho esa clase de turismo. A eso hay que sumarle que estaba en los últimos días de mi viaje y ya estaba algo cansada pero Ámsterdam supo cómo animarme y me ayudó a recobrar energía para el regreso a casa.
La ciudad está llena de canales, lo que le valió el mote de “La Venecia del norte” (aunque este apodo es compartido con otras ciudades como Brugge y Hamburgo). Aunque en extensión Ámsterdam es pequeña, tiene muchísimas actividades y museos para disfrutar, recomiendo pasar mínimo 3 días en la ciudad para sacarle provecho.
En el barrio rojo no se permite tomar fotos a las vitrinas para proteger la identidad de las chicas, pero sí puedes tomar fotos de las calles y fachadas de edificios. Hay un museo de la prostitución y varios espectáculos de sexo en vivo (con monumentales filas de turistas, claro)además de sex shops. Los rumores dicen que esta clase de servicios desaparecerán en 2026, pues cada vez es más difícil sacar la licencia (pues para operar hay que seguir reglas muy estrictas) y los habitantes están cansados de la imagen de la ciudad gracias a estos establecimientos. Cierto o no, más vale apurarse si es que quieren ver a las chicas en vivo.
Esta placa apareció de un día para otro en el barrio, para aquellos curiosos les dejo la historia acá.
En la fotografía se aprecia el medio de transporte más popular en la ciudad. Había bicicletas tiradas en las banquetas como si nada. Eso sí, había que tener mucho cuidado al pasar calles o podías ser arrollado por algún ciclista.
El mercado de flores era ENORME. No sólo vendían tulipanes, la flor más popular, también tenían otros tipos de plantas. Antes de comprar algún souvenir aquí recuerden revisar la política de importación de plantas en su países. Si como yo, prefieren no arriesgarse, es mejor disfrutar la vista y el color del lugar nada más.
En mi camino al museo de Van Goh encontré un museo de diamantes. Más información acá.
Una de las últimas casas de madera en la ciudad se encuentra en Begijnhof, un pequeño patio escondido cerca de plaza Dam, ideal para descansar por un momento del bullicio de la ciudad.
Las casas son tan angostas que las casas tienen estos ganchos para subir cosas y muebles que no caben por las escaleras.
No tomé ni una sola foto del museo de Van Gogh, había muchísima gente, pero la imagen del pintor está en toda la ciudad.
Los precios de la ciudad me parecieron muy buenos para hacer compras a diferencia de otras ciudades de Europa. Hay varios tours y actividades por hacer en la ciudad así que les recomiendo planeen con anticipación su viaje. En las calles pude escuchar a varios latinos y pueden desenvolverse bien con el inglés así que no se preocupen si no hablan holandés. Espero les haya gustado esta colección de postales ¡nos leemos pronto!
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