¡Hola a todas! En mi blog anterior había escrito una entrada sobre el implante subdérmico como método anticonceptivo. En ese entonces apenas llevaba un año con él y el único efecto secundario que notaba era la amenorrea (falta de menstruación). Este año cumplí los 3 años del implante y lo removí en junio con la decisión de no renovarlo. Aquí les cuento mis impresiones finales y mi experiencia final con el implante subdérmico.
Para quienes no conozcan este método anticonceptivo aquí una breve explicación:
Su colocación se realiza para un largo periodo de tiempo lo cual disminuye el riesgo de olvido que sí tienen otros métodos anticonceptivos como la píldora, el parche semanal o un anillo mensual. Tiene una acción prolongada (de 3 a 5 años dependiendo del producto), es reversible y no interfiere con el acto sexual. La efectividad se encuentra en torno al 99%.
Actúa a través del mecanismo de la supresión de gonadotropinas, mediante las acciones progestacionales del etonogestrel o del levonorgestrel.
- El mecanismo primario de acción es la inhibición de la ovulación.
- La función endometrial está alterada, haciendo que el endometrio no adquiera el grosor normal que ocurre durante las diversas fases del ciclo menstrual.
- Modifican el moco del cuello del útero que lo hace más espeso y el paso de los espermatozoides es más difícil.
- La movilidad de las trompas de Falopio puede contribuir a la eficacia del producto.
- El efecto anticonceptivo de los IS es reversible y cuando se dejan de toma la fertilidad regresa rápidamente.”
Al no contar con seguro médico, acudí a una clínica privada en junio del 2014 para su colocación. El procedimiento no fue doloroso, el costo se me hizo accesible (2500 mxn) y en menos de 15 minutos ya estaba fuera de la clínica. Al estar tan contenta con él, en mi ignorancia pensaba que era un anticonceptivo perfecto para una gran mayoría de las mujeres y me sorprendía que no se conociera más sobre él, de ahí mi emoción al escribir mi primer entrada para predicar “la palabra”. Como ya comenté, el primer efecto secundario que noté a los pocos meses de usarlo fue la amenorrea, sin embargo, después de un tiempo vendrían otros cambios que no podría ignorar.
Platicando con amigas que también usaban o usaron el implante comencé a notar las diferentes maneras en las que nos afectaban las hormonas. En mi caso personal después del primer año tuve brotes de acné por temporadas y gasté un buen dinero en tratamientos faciales para mitigarlo y eliminar las cicatrices, pero de nada servía tener la cara limpia para que cuando llegara la siguiente temporada de brotes tuviera que comenzar desde cero. Otro efecto secundario que noté fue el aumento de peso que en parte le echo la culpa al cambio drástico de mi rutina al comenzar a trabajar desde casa. El cambio de peso no fue drástico, más o menos de unos 10 kilos, pero lo suficiente para notar que ese no era mi peso normal.
El tercer cambio fue más imperceptible para mí y sólo llegué a notar la diferencia cuando lo removí y ese fue mi estado emocional. Con el implante me sentía la mayoría del tiempo nerviosa y ansiosa y pequeños problemas se volvían grandes tormentas. Gracias al cielo mi pareja es muy paciente conmigo y me ayudó a librar el trago de la mejor manera. Cuando me alteraba por detalles pequeños, dentro de mí sabía que ese no era mi carácter y que algo estaba mal pero no le encontraba más explicación que el estrés de la vida diaria y suponía que debía relajarme más para evitar esos arranques. Mi apetito sexual también disminuyó mucho.
El año pasado acudí al dermatólogo para tener una opinión más especializada sobre mi piel y me comentaron que muy seguramente el acné era a causa del implante, lo que fue una razón para no renovarlo. Cuando llegó junio de este año volví a acudir a la misma clínica donde me puse el implante para su remoción y aunque la ginecóloga me aseguró que podía ponérmelo 20 veces y no pasaba nada, yo quería explorar otras alternativas como la salpingoclasia. El proceso esta vez fue más tardado y la cicatriz que me quedó fue más grande que la de la primera vez.
Mi periodo regresó a las 2 semanas de haberme retirado el implante. No noté ningún cambio ni experimenté cólicos más fuertes, fue como si nunca me hubiera puesto nada pero sí me costó un poco volver a acostumbrarme a su visita mensual, de ahí que me animara a usar la copa menstrual que les conté en la entrada anterior.
Con respecto al estado emocional fue una diferencia del cielo a la tierra. Me siento más tranquila, relajada y cuando un problema surge, tengo la cabeza fría para pensar mis palabras y acciones, lo que ha mejorado mi convivencia en pareja pues él me comenta que antes era más huraña y malhumorada y que ahora me ve más feliz y curiosa. Mi apetito sexual también regresó a la normalidad y el acné también se redujo.
Después de este balance de 3 años no volvería a usar ningún método anticonceptivo que implique hormonas e incluso me retracté de mi idea de la salpingoclasia pues me dio miedo experimentar otros cambios en mi cuerpo con un método permanente. Escuchando la experiencia de amigas me di cuenta que corrí con suerte pues mis efectos secundarios no fueron tan drásticos pero sí lo suficiente como para ponerme en desbalance pues hubo quienes a partir de la colocación del implante experimentaron sagrados diarios por 3 meses. Por el momento he optado por regresar al condón para evitar enfermedades y mi pareja se realizó la vasectomía recientemente así que mi miedo al embarazo está bien cubierto y mi cuerpo se siente mucho mejor.
Sigo recomendando el implante subdérmico como un buen método anticonceptivo pero ya no lo anuncio como la octava maravilla del mundo, si están interesadas en usarlo les aconsejo hablarlo con su ginecólogo y estar atentas a cualquier cambio que noten para su remoción. Si tienen alguna pregunta o duda adicional pueden dejarla en los comentarios y la responderé a la brevedad ¡nos leemos pronto!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario