El libro nos presenta cuatro cuentos cuyos personajes se enfrentan a los retos y adversidades de la guerra. En el primer relato el personaje principal es el capitán Alegría, quien erróneamente es dado por muerto al ser fusilado y obtiene una segunda oportunidad. En el siguiente relato somos testigos de la travesía de una joven pareja que intenta huir de las tropas de Franco; durante la travesía la mujer da a luz y muere en el parto y es el joven quien debe cuidar a su hijo a como dé lugar. En el tercer relato somos testigos de la experiencia de Juan Senra en la cárcel y cómo lidia con las consecuencias de su confesión. Finalmente el último relato nos cuenta el vivir de una familia que guarda un gran secreto después de la guerra.
La prosa es sencilla y atrapa al lector desde las primeras páginas, lo que lo vuelve un libro difícil de soltar, a pesar de que los temas que trata no son agradables. El horror de la guerra y la manera en la que hace sufrir a los personajes nos hace reflexionar y, por supuesto, soltar varias lágrimas. Llama la atención que algunas de las historias se entrelacen pero que funcionen de manera independiente. Un dato interesante es que algunas de las historias fungen como homenaje a la vida del poeta español Miguel Hernández, quien también vivió en carne propia los daños de la guerra.
Algo que me llama poderosamente la atención sobre la literatura de la guerra civil española es la manera en la que se retrata el dolor de esta etapa en la vida diaria gente común, el paralelismo más cercano que encuentro es el de algunos cuentos de Manuel Payno pero aún así se siente distante pues el México de 1900 no es el de hoy, sin embargo, las calles de Madrid aún conservan la misma esencia e incluso algunas marcas de metralla de los tiempos de Franco. Este libro es el único trabajo de Alberto Méndez, quien desgraciadamente no pudo disfrutar de su éxito. Cuenta con una adaptación cinematográfica que no he tenido el gusto de ver pero que espero que le haga buena justicia al texto.
Recomiendo su lectura en el rincón más cómodo y con una tacita de té para poder llorar a gusto. Aunque las situaciones nos parezcan sacadas de los libros de historia no podemos olvidar que hay quienes se están enfrentando a la guerra en estos momentos. Es una lectura difícil, necesaria y puede ayudarnos a hacer un ejercicio de empatía. Espero les haya gustado la recomendación y nos leemos en la siguiente entrada.
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